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LA CONFIANZA, LA BASE DEL LIDERAZGO LÍQUIDO

Desde el Perro de Paulov hasta nuestros días saber más acerca de qué es lo que nos motiva ha sido una de las curiosidades humanas. El por qué hacemos algunas cosas y otras ni siquiera nos despiertan interés.

Hemos pasado por aquello del palo y la zanahoria, hemos clasificado el liderazgo en función del terror que eran capaces de despertar los líderes o de la autoridad que poseían para influir en nuestro destino profesional. Incluso hemos llegado a plantear que realmente es la satisfacción personal la que nos ayuda a movilizarnos en un sentido u otro.. pero no , no es sólo eso. 

Hace ya algún tiempo que desde diferentes perspectivas se habla del fracaso de este tipo de motivadores extrínsecos. (Si quieres saber más de motivadores intrínsecos y extrínsecos te recomiendo esta maravillosa charla de Dan Pink)

Desde Maslow y su famosa pirámide pasando por Lakhani, Wolf,Lepper, Greene y un sin fin de expertos en el tema ya se dieron cuenta de que hay algo interior que es lo que realmente nos impulsa y sostiene el interés en el desempeño de nuestras tareas. Incluso llegaron a demostrar que si existe es deseo, el hecho de añadir gratificaciones hace que ese impulso interior se convierta en un trabajo y deje de ser gratificante (“Efecto Sawyer”)

La neurociencia, además, ha descubierto que hay una razón física que afecta directamente a la motivación y que viene de mucho más atrás; y nos ha explicado cuáles son las hormonas responsables de generar esa confianza en uno mismo y en el grupo o de destruirla.

Sabemos que hay 4 hormonas implicadas en nuestra motivación , endorfinas, dopamina, oxitocina y serotonina

Endorfinas:

Las endorfinas son hormonas producidas por el cuerpo en respuesta al estrés y al dolor.En sus orígenes nos ayudaban a correr kilómetros para conseguir comida o huir de algún peligro sin sentir dolor.Tienen un impacto positivo en la motivación al aliviar el dolor y promover sentimientos de euforia. Actividades como el ejercicio, la risa y la meditación pueden estimular la liberación de endorfinas.

Dopamina:

La dopamina es conocida como la «hormona del placer» y está relacionada con la recompensa y la motivación. Nuestro cerebro nos “premia” cuando logramos algo que nos proponemos sintiendo placer. Proviene de la necesidad de buscar comida aún cuando no tuviéramos hambre para lograr sobrevivir en situaciones extremas. Ponerte a cazar sin haber comido en muchas horas no solía ser muy exitoso

Serotonina:

La serotonina es crucial para regular el estado de ánimo, la felicidad y la satisfacción.Segregamos serotonina cuando nos ponemos al servicio de los demás y nos reconocen el valor de nuestras aportaciones. En un inicio proviene de la necesitad del ser humano de pertenecer a una tribu para poder enfrentarnos a retos de una forma más eficaz. Así que se “aceptado” por el resto era vital para nuestra supervivencia.

Oxitocina:

La oxitocina se conoce como la «hormona del amor» y está relacionada con la empatía, la confianza y las relaciones sociales.Las interacciones afectuosas, como el abrazo y el contacto físico, pueden aumentar la liberación de oxitocina. Lo increíble de la Oxitocina es que reacciona tanto en la persona que promueve la acción como en aquella que la observe. Tiene que ver con la necesidad de evolucionar como especie y de extender el cuidado a toda la tribu.

Estas hormonas son motivadores intrínsecos propios, y son lo que nos estimula a sostener el esfuerzo de forma permanente, tirando por tierra aquello de los premiso o las recompensas, que pueden funcionar en el corto plazo o en tareas que supongan un trabajo mecánico pero no nos servirán para afrontar retos de forma creativa ni con ilusión.

Y por último tenemos el Cortisol, que es capaz de frenar la producción de las otras 4 hormonas si se en siente una situación de peligro… o de stress..

Así que… ¿realmente crees que los premios pueden funcionar de forma real en tu equipo? El liderazgo de hoy se basa en la gestión de las expectativas y las ilusiones del equipo, de fomentar el desarrollo real y de alinear intereses más allá de los del negocio.

Sin eso la rotación, la no implicación y el desinterés se manifestarán en la necesidad de subir los salarios de forma constante.

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